Los que lloran cuando todo
el mundo baila,
los que bailan cuando todo
el mundo reza,
los que conocen el ácido de
la memoria,
los que han sido parte de la
peor historia,
los que han sido el peor
chiste de todos,
los que se ríen de sí
mismos, los pesimistas,
los optimistas, los alegres
invitados de la muerte,
los poetas.
Sólo una raza de lenguas
cortadas
podría ya salvarlos, porque
han hecho
del amor una leyenda, del
dolor un espectáculo,
de la vida una baba de
palabras…
Sólo la alegría podría ya
salvarlos,
y el silencio de las piedras
consolarlos,
porque no han estado nunca
solos,
porque no han fracasado aún
lo suficiente,
porque no han amado aún lo
suficiente,
porque no han sabido ver en
una lágrima
la ternura del mundo, la
vida, la hermosura
del universo reflejada
en un grano de sal.
Dionisio Cañas. Corazón de perro. Ave del paraíso, 2002.
Imagen: Robando nabos.
Escocia, 1911.
No hay comentarios:
Publicar un comentario