Lo siento, hermano mío.
Los grilletes apresan mis manos
y las rejas rodean mi lecho.
Lo siento, hermano mío,
no puedo ayudar al anciano ni a la viuda ni al niño.
No tomes la muerte de un hombre como una derrota.
La única vergüenza es traicionar los ideales
y no saber mantener las creencias.
Othman Abdul Rahim Mohammad. En Poemas desde Guantánamo. Ediciones Península, 2008.
Traducción: Ana Mata Buil
Imagen: Fernando Botero. Abu Ghraib
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