Viniere
el malo, con un trono al hombro,
y el bueno, a acompañar al malo a andar;
dijeren «sí» el sermón, «no» la plegaria
y cortare el camino en dos la roca...
y el bueno, a acompañar al malo a andar;
dijeren «sí» el sermón, «no» la plegaria
y cortare el camino en dos la roca...
Comenzare por monte la montaña,
por remo el tallo, por timón el cedro
y esperaren doscientos a sesenta
y volviere la carne a sus tres títulos...
Sobrase nieve en la noción del fuego,
se acostare el cadáver a mirarnos,
la centella a ser trueno corpulento
y se arquearen los saurios a ser aves...
Faltare excavación junto al estiércol,
naufragio al río para resbalar,
cárcel al hombre libre, para serlo,
y una atmósfera al cielo, y hierro al oro...
Mostraren disciplina, olor, las fieras,
se pintare el enojo de soldado,
me dolieren el junco que aprendí,
la mentira que inféctame y socórreme...
Sucediere ello así y así poniéndolo,
¿con qué mano despertar?
¿con qué pie morir?
¿con qué ser pobre?
¿con qué voz callar?
¿con cuánto comprender, y, luego, a quién?
No olvidar ni recordar
que por mucho cerrarla, robáronse la puerta,
y de sufrir tan poco estoy muy resentido
y de tánto pensar, no tengo boca.
César
Vallejo. Poemas humanos. Obra poética
completa. Alianza, 1988
Imagen: Roger Ballen. Herman with
a Hammer, 1997.
La poesìa de Vallejo es al lenguaje comùn lo que la teorìa de la relatividad a la cuenta del supermercado
ResponderEliminarBuena imagen, pero sin el lenguaje común no existiría la poesía de Vallejo. Salud!
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