sábado, 19 de abril de 2014

Cementerio de Morette – Glières, 1944



No reivindicaron

más privilegio que el de morir

para que el aire fuese

más libre en las alturas

y los hombres más libres.

Ahora yacen,

con su nombre o anónimos,

al pie de Glières y ante la roca pura

que presenció su sacrificio.

   Hombres

de España entre los muertos

de la Alta Saboya:

ellos lucharon por su luz visible,

su solar o sus hijos, más vosotros

sólo por la esperanza. 


La nieve aún dura prodigiosamente

viva en el aire mismo

donde morir fue un puro

acto de fe o de supervivencia. 


¿Quién podría decir que murieron en vano?


Al cielo roto y a la tierra vacía,

a los pueblos de España,

a Herbás, a Mula, a todas

las islas Baleares,

a Mendavia, Viñuelas,

Ambrán, La Almunia,

Terrecampe, Tembleque,

devuelvo el nombre de sus hijos:

Félix

Belloso Colmenar, Patricio

Roda, Gabriel Reynes o Gaby, Victoriano

Ursúa, Pablo Hernández,

Avelino Escudero,

Paulino Fontava, Florián Andújar,

Manuel Corps Moraleda. 

Otros duermen tal vez

bajo una cruz desnuda, lejos

de su país, de su memoria, donde

todos los muertos son

un solo cuerpo ardiente:

carne nuestra, palabra,

historia nuestra que no conocimos,

sangre sonora de la libertad.




José Ángel Valente. Poemas a Lázaro. (1955 – 1960). En Punto cero. 1953 – 1979). Seix Barral, 1980.

Imagen: Grupo de Avelino

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