¡Qué vida la que vivimos
en estos años de muerte!
¡Qué vida la que morimos!
El ojo del policía,
abierto de noche y día.
La espada del matador,
de flor en flor.
Sobre la pista,
el enano equilibrista.
La sangre pulverizada
flota en el viento
como tierra colorada.
El viento, largo lamento
sobre una llanura helada.
Luego puede ser que nada,
uno puede ser, o ciento.
Alta la noche y cerrada.
Pero huele a lluvia el viento.
Nicolás Guillén. La
paloma de vuelo popular. Losada, 2005.
Imagen: Heinrich Hoerle. El trabajador, 1923.
No hay comentarios:
Publicar un comentario