A Antonio Gamoneda, por
prestarme la belleza y justicia
Mi casa tiene treinta metros cuadrados
vivimos en ella dos adultos
una adolescente
y una gata anciana.
Mi casa es digna.
Si es de la dignidad de lo que hablamos
mi casa es digna.
Mi casa es tan digna
como las chabolas de latas
como las casas barco
como las tiendas de refugiados.
Más dignas todas ellas
que la del especulador
la del director de periódico
la del dueño del banco.
Si es de dignidad de lo que hablamos:
la justicia de las palabras
-la belleza de la exactitud-
aún nos pertenece.
Ana Pérez Cañamares. Alfabeto
de cicatrices. Baile del Sol, 2010.
Imagen: Nikolái Novikov. En la nueva casa, 1966-75.
"La poesía es un arma cargada de... presente". Así, tras leer este poema, me resurge aquel otro de Celaya.
ResponderEliminarSalud!
La poesía ha de ser un arma cargada de dignidad.
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