Para que tú te duermas
voy a talar las nubes,
voy a tronchar los hombres
como si fueran cañas.
Como si fueran caños
beberé en las heridas.
Y arrullaré tu espada
para que tú te duermas.
Y arrullaré los gritos
de las madres estériles
para que tú te duermas
después de la batalla.
¡Qué frío en la ventana
del corazón! ¡Qué frío!
¡Qué nieve por la hoguera
de tus ojos abiertos!
´* * *
Duérmete, condottiero,
que la paz llega
asustando a los condes
que duermevelan.
* * *
Ea, ea.
(Los cadáveres cantan
para que duermas.)
Federico Gallego. Ripoll. Poemas del condottiero. Rialp, 1981.
Imagen: Working
Class. Democracia, 2017.
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