A veces es mejor no respirar.
Cuando lo sucio aprieta el cinturón del cielo.
Al final de la calle
una rotonda enorme gira y gira
en busca de sentido.
Entonces es mejor no respirar.
No mascar ese magma que cuece en la garganta
una explosión de esputos
y da asco,
y te llena de asco hasta las corvas, de rodillas,
porque te estás ahogando
y es mejor no salir a la luz contaminada,
no frotarse los ojos en el vaho de las fuentes
de ciudad,
de esta ciudad.
Ya digo que es mejor no respirar.
Tampoco abrir la boca a pájaros enfermos
o peinarse las manos
con venenos que emulen la mejor seducción.
No hay señuelo, ni alivio.
Tan solo la certeza de que tarde o temprano
irrumpirá la lluvia.
Diana García Bujarrabal
Imagen: Jaime Vaca. Lluvia,
2010.
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