La cárcel
se construye de silencio y barrotes
y también de palabras
que nunca hablan de la cárcel.
- ¿Cómo quedó el Madrid?
- Coge el paraguas.
- ¿Qué tal tu tía Dorita?
Así se sostiene la cárcel.
Es de mala educación
hablar de la cárcel,
ellos dicen que no existe.
Chocan contra sus muros,
lloran, enferman, se suicidan.
No ven la cárcel. La prisión no existe.
Si nombras la cárcel,
agitan el periódico
delante de tu cara y te dicen:
- ¿Lo ves? Aquí no dice nada.
Hablar está mal visto
pero peor es derribarla.
Si te descubren, te meten
en unas celdas más pequeñas,
que, curiosamente,
ellos sí que llaman cárcel.
Marcos Erro. En ¿Por
qué gritamos? Ángel Barredo, Mario de la Peña, Rubén de la Peña, Marcos
Erro y Rufino Hernández. Ediciones El Perdigón, 2014.
Imagen: Pier Paolo Pasolini. Mamma Roma, 1962.
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