Estas son de las líneas más serias que he tenido que
escribir en mi vida. Aguardad un momento, voy a ponerme un jersey. Dicho y
hecho. Y si dije jersey, lo mantengo,
porque si olvidamos lo poco que aprendimos de niños, ¿con qué derecho vamos a
pretender dirigirnos a los hombres? Hay que haber vivido por lo menos tres años
en Cuba, hay que tener la pretensión de decir la verdad, toda la verdad y parte
de la mentira. He aquí la situación límite de una isla rodeada de viento por
todas las partes. Aquí han ocurrido grandes y terribles esperanzas, han halado
con todas sus fuerzas sin varar en el vacío. Adiós, Cuba. Tú sabes que con la
misma facilidad me pongo un suéter
que me quito la retórica de encima. Agur. Mucho me enseñaste, mucho descubrí
por mí mismo. Que mi despedida salga a la calle, que sea publicada y recogida
por el mayor número de lectores posible. Nos movemos siempre entre situaciones
límite, pero yo limito sólo con el viento. Volveré. No mires atrás. Adiós,
Cuba.
Blas de Otero. Verso
y prosa. Cátedra, 1980.
Imagen: Mijaíl Kalatózov. Yo soy Cuba, 1964.
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