El viento en ráfaga arrastra la tarde
como un pelele roto
y azota la casa una lluvia gris
que me arrebata el ánimo.
Así todos los días.
Y me entretengo contando las gotas
que estrellan los cristales
y recorro su estela en el alféizar
o persigo una hormiga
que ya no me conoce
o me entretengo en la rabia
a golpe de silencio.
Todo para no verte,
para no saber que vives conmigo,
que duermes bajo mi cama y esperas,
me esperas agazapada detrás
de todas las puertas y entre los tarros
de la cocina, disfrazada de otro.
Aparto la mirada
si veo que me observas y reclamas
mi atención: no confío
ni me atrevo a saberte a mi lado,
ni me acostumbro a tu reflejo en todo.
Sola sigo jugando cada día,
sin abrazar la vida mientras llegas.
Amalia García Fuertes. En Haciendo,
haciendo. Once maneras de mirar de frente. El Perdigón, 2017.
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