sábado, 30 de marzo de 2019

ESCAFANDRA AUTÓNOMA


Y como hace tiempo que se ha puesto el sol

y ahora es el satélite azul de los millones de televisores

el astro que ilumina los rostros.

Y como en mi ventana las nubes amarillas siguen su ruta migratoria

mientras en la tele el hombre del tiempo señala un mapa digital,

me tomo mi Orfidal y me hundo en el sofá.

Es para escucharlo todo mejor.

Porque basta con hundir un poco la cabeza,

así

y el silencio se convierte en una detonación a cámara lenta.

Es como cuando un avión rompe la barrera del sonido

pero al revés, al romper ahora la barrera de la materia

y entrar en lo denso.

Aquí, moverse es esto.

Respirar es tragar silencio

como hacen los muertos que veo a mi lado

mientras sigo bajando.

Parece que están perfectamente adaptados a su medio

y que, como los peces abisales,

han olvidado por completo a Eurídice.





Diego Sánchez Aguilar. En Voces del Extremo. Antología 2012/2016. Coord. Antonio Orihuela. Amargord, 2017.

Imagen: Daan Verhoeven

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