Un día vi a mi hijo. Con una
cartera bajo el brazo apresuraba el paso. Se quitó el sombrero y se inclinó y
vi que era calvo como un huevo. Estaba casi seguro de que era él. Me volví para
seguirle con la mirada. Avanzaba a toda marcha, con sus andares de pato,
ofreciendo a derecha y a izquierda saludos con el sombrero y otras muestras de
servilismo. El insoportable hijo de puta.
Samuel Beckett. El final. En Relatos, 1958. Tusquets, 1987. Traducción: Álvaro del Amo.
Imagen: Donato di Camillo
Si tuviera que desprenderme de mi bien nutrida biblioteca y pudiera quedarme solamente con los libros de un escritor, me quedaría con Samuel Beckett sin dudarlo. He pintado desgarrados cuadros destinados a servir de soporte a algunos de sus textos, como por ejemplo este tomado de El innombrable:
ResponderEliminar"Soy yo pues quien habla, completamente solo, porque no puedo hacer otra cosa. No, estoy mudo. A propósito, si me callase, ¿qué me pasaría? ¿Peor que lo que me pasa? Pero esto siguen siendo preguntas. He aquí lo característico. Ignoro las preguntas y éstas me salen a cada paso de la boca. Creo saber lo que ocurre. Es para que el discurso no se detenga, este discurso inútil que no se me toma en cuenta, que no me reprocha por el silencio de una sílaba. Pero estoy prevenido, no responderé más, no volveré a poner cara de andar buscando. Quizá me veré obligado, para no pararme, a volver a inventar una fantasmagoría, con cabezas, troncos, brazos, piernas y todo lo demás, lanzados a través de la inmutable alternativa de la sombra imperfecta y de la claridad dudosa, como ya me ha ocurrido".
La lectura de Beckett supuso para mí un antes (reducido a fértiles cenizas) y un después en el que la estupefacción se tornó obstinada forja de interrogantes. Un gozo reencontrarme con él aquí.
Salud!
Hola, Loam. Beckett también fue para mí (y sigue siendo) una experiencia brutal y desgarradora, de esas que a una edad temprana te marcan definitivamente y transforman tus valores y tu forma de pensar. Sobre todo me impactó esa concepción suya acerca del absurdo de la existencia y el mundo, que luego desarrollaba en sus obras de una manera radicalmente lógica y consecuente. Y su sentido de humor, uno de los mejores que me he encontrado en la literatura. Cómo me acuerdo de las risas que me echaba leyendo muchos de sus textos.
ResponderEliminarA ver si algún día cuelgas algún cuadro de los que te inspiró. Salud