Ahora todas aquellas criaturas grises
Cuya sed parca de amor nocturnamente satisface
El aguachirle conyugal, al escuchar tus versos,
Por la verdad que exponen podrán escarnecerte.
Cuánto pedante en moda y periodista en venta
Humana flor perfecta se estimarán entonces
Frente a ti, así como el patán rudimentario
Hasta la náusea hozando la escoria del deseo.
La consideración mundana tú nunca la buscaste,
Aún menos cuando fuera su precio una mentira,
Como bufón sombrío traicionando tu alma
A cambio de un cumplido con oficial benevolencia.
Por ello en vida y muerte pagarás largamente
La ocasión de ser fiel contigo y unos pocos,
Aunque jamás sepan los otros que desvío
Siempre es razón mejor ante la grey.
Pero a veces aún dudas si la verdad del alma
No debiera guardarla el alma a solas,
Contemplarla en silencio, y así nutrir la vida
Con un tesoro intacto que no profana el mundo.
Mas tus labios hablaron, y su verdad fue al aire.
Sigue con la frente tranquila entre los hombres,
Y si un sarcasmo escuchas, súbito como piedra,
Formas amargas del elogio ahí descifre tu orgullo.
Luis Cernuda. Como quien espera el alba, 1941-1944. En La realidad y el deseo (1924-1962). Círculo de Lectores, 1992.
Imagen: Antanas Sutkus. Vilnius, 1960.
"Bajo el cielo azul temblar súbitamente y quebrarse..."
ResponderEliminarSalud, Conrado!
"Nunca perseguí la gloria". Salud y Dignidad!
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