lunes, 8 de abril de 2013

En los paisajes de Tolstoi


                                A mi amigo Ignacio San Martín,
                                                      minero del Nalón

Son verdes las praderas de Yásnaia Poliana,
suavemente onduladas, bellamente mecidas;
son, en fin, como todas las praderas del mundo,
ni más ni menos lánguidas, perezosas y tibias.
Ya sé. Yo, en realidad,
me río imaginando la extrañeza
de los que hasta aquí sigan
mis versos, no del todo aficionados
(por vital paradoja) a las caricias
del “piu dolce far niente”, de la gracia exquisita
del suave frenesí de las praderas
bellamente mecidas por la brisa.
Ya sé que es más frecuente que mis versos se apoyen
en la oscura tragedia de la mina,
donde el sudor ajeno
y el polvo en los pulmones del hermano
se convierten en rica
fontana de calor para nosotros,
o en la triste verdad, no menos lírica,
del hombre encarcelado
o en el duro esperar de sus familias.
Ved, por tanto, en mis versos, solamente un pretexto
para deciros que también la brisa
de las dulces praderas de Yásnaia Poliana,
suavemente onduladas, bellamente mecidas,
se sintió compañera de mi angustia,
por el tiempo fugaz de un claro día.


Carlos Álvarez. Tercera mitad. Antología poética. Ed. Eneida, 2007.
Imagen: Iliá Repin. Retrato de Lev Tolstói.

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