1
La cara sucia, descalza,
más pequeña que el bichero,
alegre liba mi amiga
las flores del vertedero.
2
- Dime, mi amiga, ¿qué buscas,
la basura a la cintura,
dentro del contenedor?
- Bajo la luz de la luna,
la basura a la cintura,
yo voy buscando a mi amor.
3
Que
juega al aire,
no
molestéis a la niña,
que
al aire juega.
El hombre con turbia mano
le acaricia la melena.
La niña seria sonríe
en
su disfraz de muñeca.
Que
al aire juega.
El
hombre, avaro y experto,
con
el amo regatea.
La
niña seria se alisa
sus
harapos de princesa.
Que
al aire juega.
4
Véndeme,
niña,
todas
las rosas,
que
ha anochecido
y
no son horas
de
que las niñas
anden
a solas.
Véndeme,
niña,
las
rosas todas,
que
ha amanecido
y
no conozcas
cuánta
tristeza
hay
en las cosas.
5
-Yo, por esas deportivas
de marca, no sé qué haría,
la navaja, Dios, te hundía
como a un cerdo en San Martín.
Ocaso de oro y carmín,
chiquillos color canela:
descalzo corre el turista
y alegre por la favela.
Tumbado
en la sucia acera
como
descansan las ratas,
el
ojo vivo y las patas
ya
prontas a la carrera
(a
veces la madriguera
la
asaltan negros milicos),
el
gamín con sus hocicos
sucios
de pegamento
sonríe
dichoso al viento
de
su ilusión hecha añicos.
7
Bajo
el puente te espero,
bajo
el puente, tú sabes,
yo
cuánto me acuerdo.
Bajo
el puente, las aguas
me
dan tu reflejo
y
tu risa me alegra:
aún
queda tiempo.
Bajo
el puente, la hoguera
se
apaga en silencio,
mas
tus brasas me ríen:
aún
queda tiempo.
Bajo
el puente, los guardias
no
bajan por miedo,
y
tu sombra se burla:
aún
queda tiempo.
Bajo
el puente te espero,
bajo
el puente, tú sabes,
yo
cuánto te quiero.
Conrado Santamaría. Cancionero de escombros con hoguera. Ediciones Trabuco, 2014.
Imagen: David Seymour.
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