¿Ves aquel señor graduado,
roja borla, blanco guante,
que nemine
discrepante
fue en Salamanca aprobado?
Pues con su borla, su grado,
cátedra, renta y dinero,
es
un grande majadero.
¿Ves servido un señorón
de pajes en real carroza,
que un rico título goza,
porque acertó a ser Barón?
Pues con su casa, blasón,
título, coche y cochero,
es
un grande majadero.
¿Ves al jefe blasonando
que tiene el cuero cosido
de heridas que ha recibido
allá en Flandes batallando?
Pues con su escuadrón, su mando,
su honor, heridas y acero,
es
un grande majadero.
¿Ves aquel paternidad,
tan grave y tan reverendo,
que en prior le está eligiendo
toda su comunidad?
Pues con su gran dignidad,
tan serio, ancho y tan entero,
es
un grande majadero.
¿Ves al juez con fiera cara
en su tribunal sentado,
condenando al desdichado
reo que en sus manos para?
Pues con sus ministros, vara,
audiencia y juicio severo,
es
un grande majadero.
¿Ves al que esta satirilla
escribe con tal denuedo,
que no cede ni a Quevedo
ni a otro ninguno en Castilla?
Pues con su vena, letrilla,
pluma, papel y tintero,
es
mucho más majadero.
José Iglesias de la Casa (Salamanca, 1748 – 1791)
Imagen: Goya. Capricho 37: ¿Si sabrá más el discípulo?, 1799
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