Yo, tarsio, hijo de tarsio,
nieto y bisnieto de tarsio,
animalillo menudo, conformado por dos pupilas
y sólo el resto más imprescindible;
de milagro salvado de ulterior adaptación,
pues no hay manjar en mí,
para el cuello los hay más grandes,
mis glándulas no producen felicidad,
los conciertos se celebran sin mis intestinos;
yo, tarsio,
puedo sentarme vivo en el dedo del hombre.
Buenos días, mi señor,
¿qué me vas a dar
por no tener nada que quitarme?
¿Con qué tu munificencia me recompensará?
¿A mí, inapreciable, qué precio no otorgarás
por posar para tus sonrisas?
Mi señor bueno,
mi señor bondadoso
¿quién daría fe de ello si no hubiera bestias
cuya muerte carece de valor?
¿Quizá vosotros mismos?
Mas cuanto de vosotros mismos sabéis
basta para velar una noche de estrella a estrella.
Y sólo nosotros, los pocos no desollados,
no desosados, no desplumados,
sólo los respetados en sus espinas, escamas, colmillos,
cuernos
y todo lo que aún nos quede
de ingeniosa albúmina,
somos, mi señor, el sueño
que os absuelve por un breve instante.
Yo, tarsio, padre y abuelo de tarsio,
animalillo menudo, casi la mitad de algo
y empero un todo no peor que otros;
tan ligero que debajo de mí las ramitas ascienden
y antaño me habrían llevado al cielo
si no tuviera una y otra vez
que caer como una piedra desde, ay,
enternecidos corazones;
yo, tarsio,
bien sé cuán necesario es ser tarsio.
Wislawa Szymborska. Qué
alegría más grande, 1967. En El gran
número. Fin y principio y otros poemas. Hiperión, 2010. Traducción: Xaverio
Ballester.
"¿qué me vas a dar
ResponderEliminarpor no tener nada que quitarme?"...
No te fíes, Tarsio, no te fíes. Tu señor es diestro en despojar hasta a la mismísima nada.
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Extraordinario poema.
El orgullo de la insignificancia que el destructor del mundo ha querido salvar de la aniquilación para que le rinda tributo y pleitesía, para que sea su buena conciencia, el sueño que le absuelva de su depredación. Ty prav, Loam, un poema extraordinario, pero desolador. Salud
EliminarTras la lectura de un poema siempre tengo la sensación de que apenas he franqueado su humbral. "Algo" tras él me convoca a leerlo una y otra vez. Sin duda hay más "llaves" para penetrar en en este, pero la que tú me has dado ha sido determinante. Cпасибо. Salud
ResponderEliminarDe nada, Loam. Tu lectura sirve tanto como la mía, que de ningún modo son opuestas. Tú tienes muchísima razón en advertirle al pobre tarsio de que se guarde de la depredación del ser humano, que no ser nada no le garantiza su salvación, como a tantas y tantos. Cuando le convenga, o incluso sin saber por qué o por puro e incomprensible placer, el hombre acabará cerrando esa mano que le sujeta hasta aplastarlo.
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