Antonio
Crespo Massieu. Obstinada memoria.
Amargord, 2015.
Tras la publicación de Elegía en Portbou, uno de los mejores
poemarios, en mi opinión, que se han escrito en este país en estos comienzos
del siglo XXI, Antonio Crespo Massieu se enfrentaba a la hora de publicar un
nuevo libro a un desafío importante. Y tras la lectura de Obstinada memoria, creo que ha estado a la altura de semejante
responsabilidad. Sin ninguna duda.
Aunque Obstinada memoria mantiene una continuidad y una afinidad con Elegía en Portbou tanto en el estilo, en
los asuntos y, sobre todo, en la mirada, Obstinada
memoria desarrolla otros temas que en el anterior estaban apenas apuntados.
El poemario se construye sobre un triple eje:
1.-
La palabra poética y la memoria:
Hay en el libro, sobre todo
en la primera parte, Patio de filósofos,
una reflexión constante sobre el decir poético. ¿Qué es la poesía? ¿Cómo y de
dónde surge? ¿Cuál es su función?
Antonio, nos dice, aspira a
una palabra poética que tenga unidad con el mundo, que sea el mundo, como el
trinar o el vuelo de un pájaro, como el murmullo de un arroyo o como la luz del
sol. Una palabra que surja desde el silencio y sea en el fondo silencio, es
decir, que no sea percibida de modo diferente al de los sonidos naturales del
mundo.
“La palabra
habita el silencio,
lo puebla sin dominio,…”
“Si la palabra
pudiera decir este silencio
con voz de pájaro…”
Es la palabra “sagrada” que
“niega los límites”, todos los límites, los de la conciencia y las cosas, los
del tiempo y los del espacio, la palabra esencial que pertenece al orden
natural de la existencia, al discurrir de la vida y que se diferencia de las escindidas
estridencias de la Historia.
Y la naturaleza de esta palabra
consiste, en primer lugar, en nombrar y custodiar lo pequeño, la ternura, el
consuelo, la bondad, en hacernos sentir que
“Aquí el mundo está bien hecho”,
pero también consiste además en señalar el dolor, la dignidad, lo que nos rescata
del naufragio y lo que niega la injusticia y la muerte. Es la palabra siempre emocionada que da cuenta de lo
indescifrable y del misterio que es nuestra vida.
Y finalmente la poesía, ese
“sueño que camina erguido entre escombros”, la palabra poética es la que construye esa obstinada memoria que da
título a todo el libro, la que crea ese instante detenido, superpuesto,
intersección del presente y el pasado, donde pervive en un hoy acompañante y
revelador todo lo que una vez ha sido. Una palabra que hace que sigamos
avanzando con esperanza y con “alzada dignidad”.
2.-
La vida y la Historia
Frente a la Historia con
mayúscula, frente al “incesante martirio de la historia”, esa historia de la
dominación, del sinsentido y de la injusticia, esa perversa crónica de la verdadera
muerte y su “soberbia arquitectura del poder”, Antonio Crespo Massieu opone simplemente
la vida.
Utilizando la imagen
benjaminiana, tan querida al poeta, en ese montón de ruinas sucesivas que va
dejando atrás el ángel de la historia mientras es arrastrado por el vendaval
del progreso, Antonio Crespo Massieu, como espigador de la memoria, va rebuscando
a la procura de lo pequeño, lo efímero, lo frágil, lo inocente, de todo aquello
que pueda decir no a la muerte. Va rescatando con asombrado estremecimiento las
acciones y los gestos que parecían pequeños y descubrimos que era lo más
grande, lo que parecía superfluo y resulta que era lo fundamental, lo esencial,
el sentido de nuestra vida. Y construye así con su palabra poética la historia
de ese misterio que es vivir, la pasión, el dolor, la esperanza, la bondad, la
rebeldía,… La verdadera historia para Antonio, la que tiene verdadero valor, es
ese hilo ligero pero indestructible que él va trenzando con sus palabras y su
memoria, el desfile del asombro, el rescate de la inocencia, la perseverancia
de la bondad, pero también de la insumisión.
Aquí tú,
el viajero perpetuo, el
exiliado de sí mismo,
el que tanto amaba las cosas
sin valor,
las desechadas, arrumbadas
en anaqueles,
desvanes, anticuarios, el
que juntaba
fragmentos del mundo,
tú que miraste con obsesiva
fijeza
el ángel de la historia,…
3.-
La dignidad
Y
aquí está el tercer cimiento de su pensamiento, el tercer eje sobre el que
gravita Obstinada memoria. Para
Antonio Crespo Massieu, la dignidad se define simplemente como fidelidad a la
vida, algo para él “sagrado”. La palabra poética, la obstinada memoria quiere
hacer de los testimonios de la bondad, del dolor, del desconsuelo y de la
esperanza un presente siempre a la mano, rescatado del olvido, para que nos
acompañen en nuestro avanzar más allá de toda desesperación, de toda herida. Como
dice en “Cuando nos perdamos de nuevo”,
un poeta es “sentir belleza y dignidad”.
Ya para acabar, y sin tiempo
para profundizar en ese estilo poético tan característico de Antonio, un estilo
tenaz, emocionado, siempre asombrado, un estilo que indaga, que tantea, que
tiembla en busca de esa expresión que nos salva del naufragio, quiero responderle
a la pregunta que se hace en uno de los poemas “¿Dónde, dónde la culpa?” y
decirle con todo el cariño que en esta ocasión él es el culpable, culpable de
amar con fidelidad estremecida la belleza irreductible del mundo, culpable de
la emoción redentora que nos hace sentir cuando leemos sus palabras. Porque quien
lee este poemario, contempla belleza, verdad y dignidad, vive en buena compañía
el misterio de la vida, el asombro del mundo.
Gracias,
Antonio, por esta llama azul que has prendido en nosotros con tu palabra, por
esta encendida memoria de lo que nunca ya será olvido, gracias por regalarnos
tanta esperanza.
Conrado Santamaría Bastida
Este blog es un verdadero manantial de jubilosos hallazgos. Como a muchos de los poetas y poetisas aquí descubiertos, no conocía a Antonio Crespo. Le pediré a mi amigo el librero que me acerque a su poesía.
ResponderEliminarSalud
Gracias, Loam, el blog es la gente que lo frecuenta.
EliminarSalud y seguimos