El que ante un niño que bajo
la sonriente complacencia de unos padres incapaces de imaginar que pueda
molestar a nadie corre por entre las mesas del local, dice: “Lo que ese niño
necesita es un par de hostias bien dadas” está expresando lo que él
necesitaría: poder dárselas. Pertenece a la misma ralea viril que el que, ante
una chica nerviosa o estridente, dice: “Lo que esa necesita es un buen polvo”,
porque le humilla reconocer la vibración que enciende su deseo y tiene que
camuflarla en expresión de afrenta y de desprecio. Estos que saben remediar al
prójimo con hostias y con polvos son los maccro
de le bâton et la carotte, que no
aguantan a lo demás como sujetos, sino sólo como objetos de sometimiento y de
control.
Rafael Sánchez Ferlosio. La hija de la guerra y la madre de la patria. Destino, 2002.
Gottfried Helnwein. Late
Regret, 1997.
¡Que bueno Ferlosio!
ResponderEliminarComo canta Serrat: "Entre esos tipos y yo hay algo personal".
Salud!
Dale a Ferlosio una lugar común, una actitud cotidiana, una reflexión pretendidamente profunda, en seguida descubre con su olfato tan fino las raíces del totalitarismo y de la estupidez que minan el subsuelo de nuestra cultura. Salud!
EliminarAh, dáselos a Rafael o a Chicho, igual da.