miércoles, 20 de julio de 2022

Évame


 

CARLOS OROZA

(VIVERO, 1923 – VIGO, 2015)

 

Este poemario más que un libro es una voz; el registro humilde y en  papel de un poeta que vive en voz alta. Es decir, un reclamo, un aviso, una convocatoria, un concierto. Un recuerdo de que acaso la poesía es un hablar alto. Crear comunidad con el despliegue sonoro de unos versos. Un cantar, un canto, palabras que bailan.

Dicen que en la Grecia clásica los límites de las ciudades venían dados por el alcance de una voz que se hacía oír desde el ágora. Carlos Oroza creó mil ciudades, sembró el aire de versos y poemas, de voces en alto en medio de los finales de aquel triste y sucio franquismo que nunca terminaba. Una voz que era libertad, altura, canción. Poeta oral, la que sólo cabe leer escuchando. Hay registros sonoros –que recomiendo– de algunos de sus enormes recitales. Esta nota es tan sólo una invitación. Aquí las letras, el verso y el poema sólo son una sombra. La luz está en la voz. Nos queda la palabra.

 

Veo tu voz

Vacilo

Estoy tendido te acaricio

Veo tu cara de una manera intermitente

Me avengo

Vuelvo

Estoy a un mes del suelo

Y veo a los animales subir por la escalera

¡Qué lejos está el mundo!

Nunca se llega

No hay nadie a estas horas por el mundo

¡Qué lejos está el mundo!

Nunca se llega

 

JUVENTUD

Llévame de aquí

¡Llévame de aquí!

Huyamos de este húmedo papel

No hay sangre en los hombres

Ven

Y vamos

 

Deja tu freno entre los gritos de aquellas cosas

Y no limpies más con tu pañuelo

Con tu pañuelo no limpies más este llanto incurable de los siglos

Ven deprisa

Ven deprisa

Vamos a buscar mundos

Aquí empezará pronto a llover y no habrá portales ni esquinas para nosotros

 

No vale nada esperar más tiempo

Nosotros somos los mejores para salvarnos

Deja esta nave vieja que navegue en su llanto

Que navegue en su llanto esta nave vieja

En este mar terrible sin puerta al mundo

Terca

Definitivamente quieta

Ha perdido el aire y el timón en la mente de la historia

Aquí no hay nada amigo –venid y vedlo–

Es demasiado tarde y no hay sangre en los hombres ni pulso para aguantar nada

Ni esa sed ferozmente humana para remontarnos

Ni un camino siquiera para empezar

Ven

Y vamos

 

 

Constantino Bértolo. ¿Quiénes somos? 55 libros de la literatura española del siglo XX. Periférica, 2021.

Imagen: Carlos Oroza en Madrid, años sesenta.

2 comentarios:

  1. Por alguna razón que desconozco, la Escuela de Hostelería de Pontevedra lleva el nombre de Carlos Oroza.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No lo sabía, Juan José. Será la extraña manera que tienen los Estados de integrar a la gente rebelde cuando esta ya no se puede defender. Salud!

      Eliminar