Un poeta debe ser más útil
que ningún ciudadano de su tribu.
Un poeta debe conocer
diversas leyes implacables.
La ley de la confrontación con lo visible,
el trazado de las líneas divisorias,
la de colocación de un rompeaguas
y la sumaria ley del círculo.
Ignora en cambio el regicidio
como figura de delito
y otras palabras falsas de la historia.
La poesía ha de tener por fin la verdad práctica.
Su misión es difícil.
José Ángel Valente. Breve
son. El Bardo, 1968.
Imagen: Léon Genonceaux. Carátula de Los cantos de Maldoror de 1890.
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