Llenad los cuencos de silencio,
de palabras,
pero nunca de obediencia.
Dejad que la obediencia se desangre en la boca
de quienes administran nuestra derrota
cada mil cuatrocientos sesenta y un días.
Y que se ahoguen todos,
los azules violentos, las rosas adulteradas,
los sindicatos con biodramina en vena,
los mercenarios de la solidaridad y sus bondades bélicas.
Que se ahoguen en su basura
de leyes tóxicas,
en sus mentiras de samaritanos yonquis del poder.
Llenad los cuencos y los días
con minutos y explosivos
y hacedlos estallar cuando os ofrezcan sus calendarios
llenos de trampas, pobreza, azufre.
Pero después,
vestíos con las mejores flores,
con las mejores palabras,
con la mejor música
y celebrad el final de los días errados,
el cese del dolor gobernado con azúcar y sangre.
Y cuando llegue la noche,
repletos los cuencos de risas y de bosques,
volved a empezar
como si nada terrible hubiera
ocurrido sobre la tierra.
Marta Navarro García. En Palabras de barricada. Una recopilación de anarcoversos. VVAA.
(Coord. Fernando Barbero). Queimada ediciones, 2015.
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