No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me
muerda los pies,
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas
de estilo.
Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las
señoras.
El largo desarreglo de los sentidos me va mal, opto
por el dentífrico y las toallas. Me vacuno.
Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente
para traerte un pescadito rojo
bajo la rabia de gendarmes y niñeras.
Julio Cortázar. Salvo
el crepúsculo. Alfaguara, 1985.
Imagen: Martín Chambi. Policía con niño. Cuzco, 1923.
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