Por alguna ladera, imposible de ver,
el romero o el tomillo aún podrían decir algo
y hasta el aleteo del gorrión sería audible.
Pero esta noche, el infinito es cero coma nueve
nueve nueve nueve nueve
nueve nueve nueve nueve… bajo cero.
Disparan, ¿quién dispara, quién
en este miércoles de pasión,
cae en la plaza Sintagma
y aquí mismo taja la cuerda de recados
y rompe los espejos?
¿Cómo se le echa el lazo
a este insaciable ovíparo que no cede?
El nudo. Pero, si era un jubilado enfermo
¡que parezca un accidente, un suicidio!
Eso ha dicho el hacedor del hambre
y las tinieblas y luego:
El FMI está profundamente triste.
¿Cómo estarlo tú?
¿Y quién crees que eres tú?
No
hay preguntas.
Eso han dicho. No hay preguntas.
No es hora de preguntas. Lo sabemos.
Ya no es hora de preguntas.
¿Por
qué la pregunta, Yanis Ritsos,
si nueve veces bajo cero, y
más
abajo, más hondo, dentro de la corrompida
agua
y el barro
se abren paso el trigo y las palabras
que suben las persianas
como si ya fuéramos a andar…?
María Ángeles Maeso.
¿Quién crees que eres yo? Huerga y Fierro, 2012
Imagen: John Kolesidis. Una mujer llora junto al sitio
donde se suicidó un jubilado griego en la plaza Sintagma. Atenas, 2012.
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