La
máscara me vino ya deforme,
como
un higo maduro por el grave
peso
de la doblez despachurrada,
borrosos
los colores e ilegible
la
expresión de los rasgos, sin alguna
etiqueta
que el precio publicara,
la
máscara me vino (y es lirismo)
ya
sin esperanza, como hervida
en
agua de cloaca, tal impúdico
parásito
que hubiera, tras la muerte
del
huésped, sin pasión, sobrevivido
en
un aire difuso y tendencioso.
Yo
recogí la máscara y con ella
a
la calle salí. Nunca lo hiciera.
Conrado Santamaría. De vivos es nuestro juego. Ruleta Rusa Ediciones, 2015.
Imagen: Retrato de Juanito Laguna. Antonio Berni.
No hay comentarios:
Publicar un comentario