Con la mente estreñida
de víctores y símbolos, se piensan
cumpliendo una tarea,
un sagrado deber… como el obrero,
igual que la buscona, cumple en lo suyo procurándose
el pan de cada día.
Quizá a esta misma hora
sus más tiernas esposas les estén aguardando
con el amor a punto, coronados héroes de Conan Doyle.
Exhiben orgullosos su estirpe de sicarios,
porque ignoran que, a espaldas
de los poetas bíblicos,
el
hombre se está haciendo de sí mismo
un dios aún no creado.
Son unos hombres tristes que,
ciegamente, avanzan
de cara al suicidio, encorbatando
la frustración en torno a sus gargantas
de chivo expiatorio.
Quizá esta mismísima mañana hayan tenido
que meter en cintura
al hijo que ha leído a Herbert Marcuse
y hace vida íntima con una “pelandusca”,
compañera de estudios y jaranas.
Y no obstante, se creen victoriosos, porque saben
que, en la Place Saint Michel, los nuevos himnos
de Cohn Bendit ya fueron silenciados.
Calabozos de Murcia, 3 de
noviembre de 1970. Primera versión a lápiz de mina sobre papel higiénico.
Andrés Salom. Los días de más allá del tiempo, 2005. En
Contra. Poesía ante la represión.
Coordinadora Anti Represión de Murcia, 2016.
Interesante!
ResponderEliminarY gratificante, oh, sí!!!
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