Ése que abrió el balcón para
refrescar su culpa, miró a la calle, era ya mediodía, despejó con la luz cruda
aquel interior, la habitación negra cegada por el punto luminoso; pudo respirar
sin el peso de su ensimismamiento, se dijo: el día y la calle son modos de
verdad, tienen su ética simple, disuelven secretos;
abrió el balcón pensando:
esto debería ser hecho en público, lejos del nidal escondido;
como el grito de “a la
calle, todos a la calle” es sano, es curación para el que se empoza en el yo;
Ildefonso Rodríguez. Coplas
del amo. Icaria, 1997.
Imagen: Nick Hedges. Minero
en paro. Glasgow, 1971.
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