Es cierto,
mucho cuesta crecer.
Envejecer es fácil:
días que se derriten como cera
y acumulan el polvo
que apolilla tu espalda.
La costumbre te abraza
como un abrigo manso y la esperanza
te ciega el futuro con paraísos
de pega al fondo.
Eso lo hace cualquiera.
Pero, ¡qué difícil crecer!
Asumir la fragilidad del trino
pero seguir cantando
a plena voz hasta ahogar la angustia.
Desterrar la fe de la infancia
y cambiarla por un cuenco vacío
y roto encontrado en el vertedero.
Recorrer un camino pedregoso,
los pies descalzos sobre los guijarros
con sus aristas cortando la piel
hasta que no puedes más y te entregas.
“Here is no water but only rock”,
si hubiera un poco de agua entre las rocas
podrías limpiarte las heridas,
suavizar la renuncia
y aceptar que no hay nada, solo roca
o seguir adelante…
Pero, ¿cómo enraizar en una tierra
reseca, entre la piedra y el escombro,
si está muerta del todo?
Amalia García Fuertes. En Haciendo,
haciendo. Once maneras de mirar de frente. El Perdigón, 2017.
Imagen: Nick Hedges. Glasgow
Maryhill, 1970.
Bienvenida, Amalia!! Hermoso poema.
ResponderEliminarTe esperamos en Moguer.
Muchas gracias, Antonio, ya sabía yo que eres muy generoso. Salud y un abrazo
EliminarAmalia