Se oye un fragor lejano, ni siquiera
muy nítido, algo así como un rastro
de antorchas y banderas, un hedor
preliminar de cirios, estandartes,
clarines.
Pregunto
y
una vez más
pregunto y nadie sabe nada.
Está prohibido recordar.
Un barrunto a pertrecho
entre eclesiástico y castrense ocupa
los resquicios más zafios de la noche.
Lo inminente es ya un lobo agazapado.
Son los ultramontanos que regresan.
(De bello civili)
José Manuel Caballero
Bonald. Diario de Argónida, 1997. En Somos el tiempo que nos queda. Obra poética
completa 1952-2009. Austral, 2011.
Imagen: Josep Brangulí.
Huelga de transporte, Barcelona, 1933.
Cuando sólo el espanto es mayor aún que la grieta.
ResponderEliminar'Què volen aquesta gent
que truquen de matinada?'
Yo no quiero ni podría olvidar aunque quisiera. Salud
Hoy el fragor es ya intolerable y la gente sigue sin oírlo, optando por esa cómoda hipnosis y esa amnesia voluntaria que igualan grieta y espanto.
Eliminar“Silencio de mi tierra,
qué amargo suenas…”
Salud y memoria!