Que por mayo era por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por un avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
Anónimo. En Flor
nueva de romances viejos. Ramón Menéndez Pidal. Espasa-Calpe, 1979.
Imagen: Nikolái Gue. El
prisionero, 1878.
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