miércoles, 23 de mayo de 2018

ROMANCE DEL PRISIONERO


Que por mayo era por mayo,

cuando hace la calor,

cuando los trigos encañan

y están los campos en flor,

cuando canta la calandria

y responde el ruiseñor,

cuando los enamorados

van a servir al amor;

sino yo, triste, cuitado,

que vivo en esta prisión;

que ni sé cuándo es de día

ni cuándo las noches son,

sino por un avecilla

que me cantaba al albor.

Matómela un ballestero;

déle Dios mal galardón.




Anónimo. En Flor nueva de romances viejos. Ramón Menéndez Pidal. Espasa-Calpe, 1979.

Imagen: Nikolái Gue. El prisionero, 1878.

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