Otros envidian a los héroes
yo respeto mucho a los locos
Otros remedan a sus líderes
yo medito en los fracasados
Otros adoran el porvenir
yo sufro estadísticas sobre la Bomba
Otros se entregan de bruces a un dios
yo aprieto los dientes y paso como puedo
Otros aparentan o tienen fortaleza
yo soy mi horror y mi disipación
Otros se llenan el pecho de himnos
casi hasta reventar de victorias
yo ausculto la guerra y veo
barro fémures violaciones
Otros creen que el hombre es hermoso y delinque
yo creo que es inocente y sórdido
Otros creen que la cobardía y el coraje
están separados por una frontera
yo creo que el miedo y la agresión
tienen una frontera que a menudo los une
Otros envejecen entusiasmados
yo escucho la carcoma en mi juventud
Otros se hacen esclavos de su conducta
yo la busco sin fin entre mi terremoto
Otros llevan flores a sus antepasados
yo floto en el reloj con una cana negra
Ellos tienen razón yo
estorbo
Yo no deseo destruir ellos
están dispuestos
Mutuamente nos estorbamos
Ellos van a morir yo
también
En este poema hay carroña y angustia
Félix Grande. Las
rubáiyátas de Horacio Martín. Lumen, 1978.
Imagen: Michael
Ackerman. Polonia, 2003.