A veces me pregunto qué ha pasado,
en qué pirueta de la Evolución
cayó la luz fractal del Ilustrado
al pozo negro de la aberración.
Y cuándo se hizo fuerte la falacia,
tomando por asalto la verdad
que ya es un muerto que jamás se sacia
en el banquete de la impunidad.
Es tanta
la honorable delincuencia
que apenas
hay lugar para el asombro,
en todo
caso habrá que liberarse
de esta
tendencia
al
desasombro.
No hay duda de que reyes y trileros
son cara y cruz de la misma ambición,
su Dios es el botín del usurero,
su Patria, la guarida del ladrón.
La peste ya ha tomado mando en plaza
comprando cada cloaca del Poder,
que más que maña ya es suprema raza
obsesa con el verbo “poseer”.
Es tanta
la honorable delincuencia…
De nuevo otra epidemia de Cruzadas
armando al enemigo más infiel,
y alquimias ingenieras empeñadas
en que la piedra mute en oropel.
Y visto que ya nadie se sorprende
de que haya vuelto el orden medieval,
ya es súbdito el humano que se vende
por diezmos de alma a su señor feudal.
Es tanta
la honorable delincuencia…
Luis Eduardo Aute. En Encuentros
y palabras 2015. EDIFSA, 2016.
Imagen: Valentín Gubarev.
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