Tienes que perdonarlos,
no se enteran,
como tú,
son biomasa,
ejercen su función,
como tú,
hacen fuego o se pudren,
germinan en las grietas de lo efímero.
Como tú, son biomasa,
como los elefantes,
lo mismo que los piojos de los libros.
Son los asintomáticos,
la fotosíntesis del desafecto,
combustible voraz
de otro gran organismo
en descomposición.
Los conoces de sobra.
Se asoman al asfalto para saber si llueve.
Se queman las tostadas
y dios no es lo que era
aunque arda el Amazonas.
Adolecen de exceso de colesterol contra
pasiones desmedidas.
Votan cheques en blanco, todo muy democrático,
a favor de La Banca.
Ni ardor ni resaca ni moratones
en lo que va de año.
Ni frío ni calor cuando se cruzan
al vecino del sexto.
En modo avión, sábados y domingos,
sin luces de emergencia cada lunes.
Y hasta el viernes ni sienten ni padecen, ya caigan
chuzos de punta allá,
vete tú a saber dónde.
Son los asintomáticos.
Ejercen su función,
como tú,
son biomasa,
no se enteran.
Si no me entiendes, eres
uno de ellos.
Ya existían de siempre.
Son los asintomáticos
nuestro mayor peligro.
Ritxi Poo. La calma. La Única Puerta a la Izquierda (L. U. P. I.), 2022.
Imagen: George Tooker. Sleepers I, 1951.
O lo que es lo mismo, la indiferencia. Esa que arma al tirano, colma las cárceles y propaga el hambre. Una plaga nauseabunda que sólo se estimula en los negros viernes de las rebajas.
ResponderEliminarSalud!
Me da igual que me da lo mismo,
Eliminarmientras que nada salga
de mi bolsillo.
Salud!
¡Bien visto! ... Lo asintomático ya es síntoma de algo.
ResponderEliminarY ese "algo" es ya un cáncer irreversible. Salud, Joan!
EliminarMil gracias, Conrado!!
ResponderEliminarUn placer, Ritxi. Besarkadak!
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