No me digáis que peche
desde vasallos puentes
mi mirada.
Yo me niego a mirar
a donde miran todos
apretados
contra el pretil unívoco del
puente:
siempre la deslumbrante
estela
de un barbo río arriba que
se escurre
furtivo entre las ovas
y amansa los ayunos.
Y me niego también al canto
opuesto,
en
donde el viento lacera los rostros con más frío
y unos pocos señalan
una trucha ya muerta que
flota a la deriva.
¿Solo hay puentes alzados
sobre pilares ruines
con sus dos antepechos que
obligan horizontes?
Quien mandó construirlos
no solo monedillas pretendía
en recaudo,
sino retinas fieles y
conciencias.
Yo prefiero seguir por la
orilla del río
y buscar otros vados
que no conozcan dueño,
yo prefiero mojarme los pies
con alborozo
y la mirada alzar a nuevos
panoramas.
Y aliento a cuantos veo a no
rendir pontazgo.
Conrado Santamaría. De vivos es nuestro juego. Ruleta Rusa Ediciones, 2015.
Imagen: Katsushika Hokusai. Puente en las nubes.
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