Se acabó la fanfarria y de
repente,
sostenido en el aire,
un redoble marcial con
pantomimas
reorganiza el fervor entre
las gradas.
Crece y crece el tambor sin
memoria o mañana,
crece a jugos la sombra,
la entrega de los pulsos,
el fatal estandarte de la
pista.
Bajo la luz del foco
el domador
ordena, disfruta, se atusa
los bigotes.
Nunca sabrás,
oh, respetable,
oh, público sin tacha,
desde dónde te aprontan el
instinto,
desde dónde consientes con
el aro y la fusta.
Flexible y generoso,
amagas en tu asiento,
junto al manso león
de las garras tundidas,
el gran salto mortal entre
las llamas.
Y se hincha la carpa hasta
otra tarde
de vítores, delirios,
reverencias.
Conrado Santamaría. De vivos es nuestro juego. Ruleta Rusa Ediciones, 2015.
Imagen: Jean-Léon Gérôme. Pollice verso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario