miércoles, 24 de febrero de 2016

Era alegre la noche


Era alegre la noche
y florecientes
los fuegos de artificio
de la sangre en burbujas,
del verso entre las sábanas,
del delirio a degüello,
que dejaba,
dorada,
una estela
inmortal,
sin lastre,
sin términos,
en fuga,
entre
los dedos.
Era alegre la noche
y su bullicio
acallaba
limosnas,
heridas,
alzamientos,
la cadena perpetua
de palabras
que aguardan
dispuestas
y entreabiertas,
en pie
y sin retroceso,
nuestra
cita
feraz
en la trinchera.

Conrado Santamaría. De vivos es nuestro juego. Ruleta Rusa Ediciones, 2015.
Imagen: George Grosz. Libertinaje en un nightclub berlinés.

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