El Asno de Grasa será deidad de los que compran y venden,
asisten a subastas, espían las carroñas de las guerras, hurgan las encías de
los muertos y sazonan la lengua de salivilla para hablar a los gobernantes;
también, de los que nunca opinan, enjuician, consideran ni discurren, sino que,
ajenos a la Historia, habitan sus hogares y aman a sus hijos, para quienes
amasan legados.
El Asno de Oro será deidad de los que, por nacer
distinguidos, no tienen que transportar muestras ni comprar o vender, sino
premeditar enlaces con borricas de vagina dorada, que parirán hijas áureas,
fautoras de nietecillas doradas; también, de los que extienden la mano para
percibir acumulaciones del Pueblo, recogen sus salarios de la Gobernaciones,
estipendian sus criados con dinero del Erario, seducen a sus cuñados con
regalos estatales, tapan a sus esposas con mantas oficiales, educan la prole
entre mentores castos y reciben promesas de Cielos.
El Asno de Palabras será deidad de quienes empujan el
Diccionario de Alabanzas contra la muralla del Poder y se cuelan de rondón en
la Casta Gobernante como lacayos aceptados. Todos los conocemos. De existir
divinidades decretadas, juran hablar en su nombre; de no haber dioses, en
representación del Dictador, Dios en la Tierra; y de no privar dictadores, en
cautela democrática del Pueblo. Son jueces de todos los pleitos, oráculos de
todas las lisonjas, trotones de todas las soluciones, proxenetas del gusto
gubernamental, protestones de fidelidades, vocación delatora, dedos procaces y
otros etcéteras. Cuanto comen de sus amos, lo devuelven vómitos de vocablos
oficiales, gargantada de la que retiran sus títulos y condecoraciones de
arrogantes lacayos. Al sentir la muerte, buscan un vocablo que montar para
volar a su Cielo sobre la grupa de la palabra.
Miguel Espinosa. Escuela de Mandarines. Editorial
Regional de Murcia, 1992.
Imagen: Goya. Borrico que anda en dos pies. C.
1825-28.
Quizá debamos incluir el asno del sarcasmo. Porque quizá tres asnos no consigan representar la estupidez completa.
ResponderEliminarIncluyámoslo, que no se diga que algún asno se ha quedado compuesto y sin sus fieles.
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