domingo, 28 de febrero de 2016

Los tres Asnos



            El Asno de Grasa será deidad de los que compran y venden, asisten a subastas, espían las carroñas de las guerras, hurgan las encías de los muertos y sazonan la lengua de salivilla para hablar a los gobernantes; también, de los que nunca opinan, enjuician, consideran ni discurren, sino que, ajenos a la Historia, habitan sus hogares y aman a sus hijos, para quienes amasan legados.

            El Asno de Oro será deidad de los que, por nacer distinguidos, no tienen que transportar muestras ni comprar o vender, sino premeditar enlaces con borricas de vagina dorada, que parirán hijas áureas, fautoras de nietecillas doradas; también, de los que extienden la mano para percibir acumulaciones del Pueblo, recogen sus salarios de la Gobernaciones, estipendian sus criados con dinero del Erario, seducen a sus cuñados con regalos estatales, tapan a sus esposas con mantas oficiales, educan la prole entre mentores castos y reciben promesas de Cielos.

            El Asno de Palabras será deidad de quienes empujan el Diccionario de Alabanzas contra la muralla del Poder y se cuelan de rondón en la Casta Gobernante como lacayos aceptados. Todos los conocemos. De existir divinidades decretadas, juran hablar en su nombre; de no haber dioses, en representación del Dictador, Dios en la Tierra; y de no privar dictadores, en cautela democrática del Pueblo. Son jueces de todos los pleitos, oráculos de todas las lisonjas, trotones de todas las soluciones, proxenetas del gusto gubernamental, protestones de fidelidades, vocación delatora, dedos procaces y otros etcéteras. Cuanto comen de sus amos, lo devuelven vómitos de vocablos oficiales, gargantada de la que retiran sus títulos y condecoraciones de arrogantes lacayos. Al sentir la muerte, buscan un vocablo que montar para volar a su Cielo sobre la grupa de la palabra.



Miguel Espinosa. Escuela de Mandarines. Editorial Regional de Murcia, 1992.

Imagen: Goya. Borrico que anda en dos pies. C. 1825-28.

2 comentarios:

  1. Quizá debamos incluir el asno del sarcasmo. Porque quizá tres asnos no consigan representar la estupidez completa.

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  2. Incluyámoslo, que no se diga que algún asno se ha quedado compuesto y sin sus fieles.

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