Ni la justicia con sus manos ciegas,
ni la bondad de ojos efímeros,
ni la obediencia entre algodones sucios,
ni el rencor que atenúa
la desesperación de los cautivos,
ni las armas que arrecian por doquier,
podrán ya mitigar esas lerdas proclamas
con que pretenden seducirnos
aquellos que blasonan de honorables.
Quienquiera que merezca el rango de insumiso
descree de esa historia y esas leyes.
El poder de los otros
nada sino desdén suscita en él.
Ha aprendido a vivir al borde de la vida.
José Manuel Caballero Bonald. Manual de infractores. Seix Barral, 2005.
Imagen: París, mayo 1968.
"No es un bello producto,
ResponderEliminarno es un fruto perfecto..." Ni falta que le hace.
Salud
El verdadero reto de la insumisión es no volver a reproducir el modelo.
ResponderEliminarBajo todo modelo late un sometimiento. Y eso, Loam, ni apestosa falta que hace.
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