lunes, 11 de abril de 2016

César Vallejo en vísperas



Me atronca el día

sus espetos duros, sus erizas

mitocondrias, ¡y hasta el revés del humo

por la boca! Eso sí, yo no mudo

mi horizonte de prójimo sujeto a la querencia,

por más y más descobijado ahogo entre las tripas.


Y me atronca también el vencimiento,

y me resbalan por las pencas abajo

tanto entrueño, bastante hafán

y mucho de caterva. Amor, dolor,

y lo que he visto fondamente me ha negado.


Me atronca el parasiempre, el anteahora,

me  atronca a golpes por mi noche afuera,

por tu noche en hambres, por la nuestra

estela de sapitos a ciegas ponderando.

Y siempre el muro donde clavar la estampa

debajo de una víscera redonda.


Nonohay, hermanos, sobre esta retorcida chapa

aquendes de consuelo, solamente,

de balde y en canal,

cuajarones de mutuo aliento emocionante.

Pero, venga, vamos, que se nos quema el niño.



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Conrado Santamaría. De vivos es nuestro juego. Ruleta Rusa, 2015.

Imagen: César Vallejo en el bosque de Fontainebleau. Abril, 1926.

2 comentarios:

  1. Las vísceras revientan para solaz de los fusiles.
    Es el tiempo de las moscas.
    No hay quien entierre todo esto.

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