Parecen
caballeros
los
empresarios españoles
porque
se visten con corbata,
presumen
en congresos, llevas a sus esposas
a
clínicas de estética carísimas
y
atienden a la prensa en los hoteles.
Carniceros
y sastres que han tenido
gran
éxito vendiendo la tienda de sus padres,
cursando
una sencilla carrera de económicas
donde
aprendieron a fundar
talleres
en Marruecos y a comprar
al
por mayor en Sudamérica.
Con
este mínimo currículum
salen
en público diciendo
que
el obrero español
les
sale caro
y
vota mucho a los sociatas,
mientras
que el chino tiene
un
estado policial y un credo
que
invita a la impotencia.
Esta
moral del rico no es tan rara:
la
ausencia de empatía
se
encuentra en todos los psicópatas.
A
los caciques españoles
la Ley, lo porvenir,
la
tierra donde viven les estorba;
para
ellos, forma parte de los trastos
que
tienen los criados en sus habitaciones.
Cristina
Morano.
Imagen:
Robert Capa. Carnaval, Zürs, Austria, 1950.
Los ricos... Los ricos, en realidad, son de todas y de ninguna parte.
ResponderEliminarAsí consta en sus pasaportes, en sus modos y en su lenguaje de ellos.
Parece que de momento son los únicos que han sabido internacionalizar el apoyo mutuo. Pero es una falsa solidaridad, alimañas de la codicia siempre al acecho una de otra.
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