¿Proclamarán un día
cuyo sol solitario
alucinadamente
queme nuestros
despojos?
José Ángel Valente
De la mordaz burbuja hemos
legado
estatuas de hormigón
inacabadas,
un reguero de pobres
y siembra de crueldad que
importa a nadie.
Familias hacinadas,
aeropuertos,
bebés bajo los puentes
y niños yendo al cole con
vianda de post guerra.
Parejas sin divorcio en
pleno aguante
deshaciendo el amor en cada
olla,
los jóvenes movibles paseando el propio exilio,
los ahorcados, ladrones,
asesinos
y algún que otro preso (en
tercer grado)
como muestra de clown que se
nos burla.
¿Dinero? Aquí no hay dios
que exija que aparezca y
Robin Hood no existe.
El dinero movible se movió a paraísos
y allí se ocupará de
engrosar almas.
Quedó casi de todo,
pero no nos quedó
aquello que hoy resulta
imprescindible:
un show-flat por distrito al que acudir
a comprar un rincón
pintándole tu nombre
-y esos días que crees que
la humanidad muere-
tener a dónde ir
para aullar un socorro sin
mordaza.
Graciela Zárate Carrió. En Contra. Poesía ante la represión.
Coordinadora Anti Represión de la Región de Murcia, 2016.
Imagen: Dino Valls
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