Nos han partido el alma a borbotones
nos han dejado a la puerta del infierno
mirándonos el llanto
que el duro sol corroe con su hocico de ciervo.
Los eremitas remiten su condolencia
entre salivares carcajadas
de carbón ensangrentado.
El antiguo sacerdote sacraliza el ojal de la injuria.
José Luis Rodríguez. Tan
sólo infiernos sobre la hierba. Provincia, 1981.
Imagen: Roger Ballen. Concealed,
2003.
Hay poemas que, como este, lo corroboran: la poesía nunca ha sido la retaguardia, sino el frente.
ResponderEliminarGracias por recordárnoslo, Conrado. Salud!
Yo diría que va de la mano, codo con codo con la acción. Y de nuevo gracias, Loam, por Roger Ballen, que, como ves, lo estoy aprovechando. Salud
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