Cien veces estuvieron a un paso
de persuadirme en su miseria.
Quédate –susurraban–, si delinques
te aplastará la soledad;
cuando tu juventud sea consumida
sólo tendrás las esquinas del mundo
y la noche con ratas y pobreza;
mas si te quedas serás agasajado
y nadie sufrirá por tu causa.
Quédate aquí. La ley cobija.
(Hablan bien estos miserables.)
Por entre la infección de sus salivas
cien veces mi vida y mi fiebre
y mi corazón emergieron
comiendo pan de rabia y de orgullo
y pronunciando un no espantoso.
Tal vez sea inmortal.
Félix Grande. Las
rubáiyátas de Horacio Martín. Lumen, 1978.
Imagen: Roger Ballen.
Selma Blair and Rat, 2005.
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