Con el pueblo
sahararui
-conviene siempre empezar
citando a los clásicos-.
Con las mujeres
polacas,
en cuyo país
han aprobado
-escribe la periodista-
una dacroniana ley
contra el aborto.
Mi solidaridad
con los refugiados
-quién podría negársela-;
con las víctimas
de todas las guerras;
con los que sufren
-así, en general,
o apellidando cada caso-
un terremoto
un tornado
una inundación
la lacra
del terrorismo.
Mi solidaridad,
en fin,
con las causas.
Mi solidaridad
-digo-
hasta chapotear
solidario
en el limo
satisfecho.
Pablo Macías. En Surada Poética 2017. Residir, Resistir,
Recibir. La Vorágine, 2017.
Imagen: Chris Steele-Perkins. Ghana, 1983.
Bondad
ResponderEliminar"Qué bueno eres, ¿no? Eso es lo que esperas que diga la gente. Para eso lo escribiste, para que todos sepan lo bueno y lo compasivo que eres, lo indignado que estás con estas cosas terribles que le pasaron a la humanidad, ¿no? Mírenme, admírenme, yo estoy del lado de los buenos, yo condeno, yo denuncio. Léanme, quiéranme, denme premios a la compasión, a la bondad."
Juan Gabriel Vázquez.
Dos textos, el poema y el que tú aportas, absolutamente similares. Por desgracia, el mundo está lleno de gente así, gente que forma parte del problema, porque su "bondad" y su ego les anulan toda conciencia. Salud!
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