lunes, 30 de abril de 2018

GLITCH O LA CIUDAD DEL ERROR


Alguien recorre la frontera entre Tijuana y San Diego.


Está en un lugar que es un error de algo.


Atraviesa el desierto.


Ve un montón de residuos digitales.


Se ve a sí mismo con una mancha luminosa cubriéndole el rostro.


Como el efecto de una bomba que acaba de explotar.


Las corrientes eléctricas zumban en la verja, las patrullas actúan desde avanzados complejos tecnológicos, los satélites vigilan.


Hay haces de luz rastreándolo todo, hay ondas sensibles al reconocimiento de volúmenes y de temperaturas.


Hay una búsqueda de lo real.


La lengua de una adolescente irrumpe, por sorpresa, lamiendo la pantalla.


Su rastro de saliva está lleno de lujuria.


Su boca es fresca y roja.


¿Quién acecha desde el otro lado?, dice.


Tiene unos pezones inmaduros, un vientre rotulado por las palabras urgentes que acaba de escribir


(16 años caliente demasiado X me desplazo cobro),


las uñas pintadas descendiendo hasta allá abajo.


Detrás de ella la alambrada es una paranoia.


El capitalismo es un acto policial en los márgenes de la metrópoli.


La realidad es el enemigo público nº 1.


Es mejor no salir de casa, pensar sin ser reconocido:


los pensamientos aquí también delinquen.


No preguntes dónde fue a parar el que eras.


Si esto es un error.


No preguntes por qué ya no eres nadie, solo unos fragmentos pixelados, unas pocas imágenes inservibles, letras que nada significan, signos vacíos.





Diego Doncel. Porno Ficción, 2011. En Territorios bajo vigilancia (Poesía reunida). Visor, 2015.

Imagen: Roger Ballen

3 comentarios:

  1. Soy tan pacífico, que pienso que algún día habrá que tomar necesaria conciencia e irremediable fusil.

    Como cantó el poeta:

    No lloro porque la hora
    no es de lágrima y pañuelo,
    sino de machete en mano.

    Salud

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    Respuestas
    1. "Señor poeta que tanto adivina, ¿no ha visto usted una mano levantada?"
      Salud y conciencia

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    2. EL PRESO: Van a matarme... ¿Qué dirá mañana esa Prensa canalla?

      MAX: Lo que le manden.



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