Recoge ya en el seno
el campo su hermosura; el cielo aoja
con luz triste el ameno
verdor, y hoja a hoja
las cimas de los árboles despoja.
Ya Febo
inclina el paso
al resplandor egeo; ya del día
las horas corta escaso;
ya el malo mediodía
soplando, espesas nubes nos envía.
Ya el
ave vengadora
del Íbico navega los nublados,
y con voz ronca llora;
y el yugo al cuello, atados
los bueyes, van rompiendo los sembrados.
El tiempo
nos convida
a los estudios nobles; y la fama
Grial, a la subida
del sacro monte llama,
do no podrá subir la postrer llama.
Alarga el
bien guiado
paso, y la cuesta vence, y solo gana
la cumbre del collado;
y do más pura mana
la fuente, satisfaz tu ardiente gana.
No cures
si el perdido
error admira el oro, y va sediento
tras un nombre fingido;
que no ansí vuela el viento
cuanto es fugaz y vano aquel contento.
Escribe lo
que Febo
te dicta favorable, que lo antigo
iguala y vence al nuevo
estilo; y, caro amigo,
no esperes que podré atener contigo.
Que yo,
de un torbellino
traidor acometido y derrocado
de en medio del camino
al hondo, el plectro amado
y del vuelo las alas he quebrado.
Fray Luis de León
Imagen: Amalia García Fuertes. Japón, 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario