Soñé con Miguel Ángel,
le calculé 70.
Estaba en una cumbre de
los Andes, pero no me
reconoció que era él.
Le pregunté si también
iba a pintar a Pinochet.
Se puso furioso y empezó
a gritarme…
Arriba el cielo espumeaba
como el mar.
Se vieron entonces los
enormes frescos del cielo allá
arriba como
si el sueño los pintara
Poniéndolas sobre los
acantilados que se amontonan
en el horizonte y era como
si nuestras propias caras
amanecieran flotando sobre
las montañas
Cuando desmembrados de pena
vimos nuestras caras
vaciarse en el cielo como se
vació el Pacífico sobre
las enloquecidas heridas de
las cordilleras Por
ustedes asesinos chilenos malditos tuve que lavar
la sangre de las cordilleras
nos grita MA pintándonos
de nuevo las vaciadas caras
en el cielo de los Andes
como martilladas islas
hundiéndose en el horizonte
Raúl Zurita. Zurita. Editorial Delirio, 2012.
Imagen: Saul Landell
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