lunes, 21 de octubre de 2019

QUÉ ES EL PARAÍSO


Gentes de Hiroshima……………… ¿Qué es el Paraíso?

Trabajadores chilenos…………….. ¿Qué es el Paraíso?

Naciones de la tierra………………. ¿Qué es el Paraíso?

Desde los lugares de este exilio sudamericano, como uno repetido, te hablo del trabajo de asumir en los límites de nuestra vida la construcción del Paraíso.

Yo soy un hambriento, esto es, uno repetido en el hambre. Yo sufro, esto es, uno repetido en el sufrimiento. Yo tal vez esté condenado, esto es, uno repetido en la condena.

Yo soy un trabajador del arte y moriré, pero el trabajo del que te hablo no es una preparación para morir, escuchen el latido de sus corazones.

Yo trabajo en la obra del Paraíso, pero como uno más en el recorrido de su vida. Y trabajar con la vida es trabajar con la corrección sistemática de la propia experiencia como un borrador de la experiencia que será, de la vida que alguna vez será. Es un proyecto de construcción de un nuevo sentido y de una nueva forma social de experiencia.

Entonces el trabajo en la obra del Paraíso no es sólo un trabajo de arte sino de corrección del dolor de la experiencia. Yo persisto en ello, pero no como un escritor o un artista. O al menos no como eso solamente, sino como un obrero de la experiencia; como un obrero que penosamente trata de ir corrigiendo los borradores de su camino en la experiencia.

Como uno repetido que trata de impugnar el individualismo y las ganancias ilícitas de los individualistas. El individualismo es la plusvalía que el terror frente a la muerte le saca al terror frente a la vida sí mira, per me si va tra la perduta gente.

Entiendo entonces la obra del Paraíso como una práctica que desde el dolor, es decir, desde el hambre, desde el terror, desde la soledad, transforme la experiencia del dolor en la construcción colectiva de un nuevo significado. Comprender que se trata de la vida de todos, es dar por concluidas las peores formas de la antigüedad para estampar una nueva marca sobre estos páramos sudamericanos. Esa marca es lo que la antigüedad olvidó de la belleza y nosotros, estos cabezas negras, afirmamos nuestro derecho a un trabajo en la belleza.

¿Qué es entonces el Paraíso?

El cielo ha sido desde siempre el lugar que hemos ido llenando con las carencias de la vida. Como tantos, despojado, en el año 1975 inicié mi trabajo entendido como una práctica para el Paraíso, no para el cielo vacío. El inicio de su camino se abre con el acto de haber quemado mi cara porque todavía no era posible marcar el cielo con el hecho corregido de nuestras vidas, pero en el documento de esa quemada se relaciona este acto con las estrellas de la noche. Yo sé (y mis amigos también) que cuando podamos rediseñar nuestros trabajos y por ende romper con cualquier obligación al servilismo físico o mental, todos –muertos y vivos– podremos por fin revertir nuestras carencias y por ende corregir el cielo. Ese es el camino de mi vida, como uno más repetido, el Inferno, el Purgatorio y el Paradiso del Mein Kampf de Raúl Zurita (y este título es apenas una pequeña, ínfima metáfora del Inferno). Allí también se menciona el amor, aunque creo que es mejor no insistir en esa palabra, al menos por ahora.

Pero la nueva marca en el cielo, no en la cara, ese será el Paraíso.


(Fragmento encontrado entre tus ruinas)





Raúl Zurita. Zurita. Editorial Delirio, 2012.

Imagen: Gustave Doré. Inferno, Plate X, Canto III, 1847.

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