Gentes de Hiroshima………………
¿Qué es el Paraíso?
Trabajadores chilenos……………..
¿Qué es el Paraíso?
Naciones de la tierra……………….
¿Qué es el Paraíso?
Desde los lugares de este
exilio sudamericano, como uno repetido, te hablo del trabajo de asumir en los
límites de nuestra vida la construcción del Paraíso.
Yo soy un hambriento, esto
es, uno repetido en el hambre. Yo sufro, esto es, uno repetido en el
sufrimiento. Yo tal vez esté condenado, esto es, uno repetido en la condena.
Yo soy un trabajador del
arte y moriré, pero el trabajo del que te hablo no es una preparación para
morir, escuchen el latido de sus corazones.
Yo trabajo en la obra del
Paraíso, pero como uno más en el recorrido de su vida. Y trabajar con la vida
es trabajar con la corrección sistemática de la propia experiencia como un
borrador de la experiencia que será, de la vida que alguna vez será. Es un
proyecto de construcción de un nuevo sentido y de una nueva forma social de
experiencia.
Entonces el trabajo en la
obra del Paraíso no es sólo un trabajo de arte sino de corrección del dolor de
la experiencia. Yo persisto en ello, pero no como un escritor o un artista. O
al menos no como eso solamente, sino como un obrero de la experiencia; como un
obrero que penosamente trata de ir corrigiendo los borradores de su camino en
la experiencia.
Como uno repetido que trata
de impugnar el individualismo y las ganancias ilícitas de los individualistas.
El individualismo es la plusvalía que el terror frente a la muerte le saca al
terror frente a la vida sí mira, per me si va tra la perduta gente.
Entiendo entonces la obra
del Paraíso como una práctica que desde el dolor, es decir, desde el hambre,
desde el terror, desde la soledad, transforme la experiencia del dolor en la
construcción colectiva de un nuevo significado. Comprender que se trata de la
vida de todos, es dar por concluidas las peores formas de la antigüedad para
estampar una nueva marca sobre estos páramos sudamericanos. Esa marca es lo que
la antigüedad olvidó de la belleza y nosotros, estos cabezas negras, afirmamos
nuestro derecho a un trabajo en la belleza.
¿Qué es entonces el Paraíso?
El cielo ha sido desde
siempre el lugar que hemos ido llenando con las carencias de la vida. Como
tantos, despojado, en el año 1975 inicié mi trabajo entendido como una práctica
para el Paraíso, no para el cielo vacío. El inicio de su camino se abre con el
acto de haber quemado mi cara porque todavía no era posible marcar el cielo con
el hecho corregido de nuestras vidas, pero en el documento de esa quemada se
relaciona este acto con las estrellas de la noche. Yo sé (y mis amigos también)
que cuando podamos rediseñar nuestros trabajos y por ende romper con cualquier
obligación al servilismo físico o mental, todos –muertos y vivos– podremos por
fin revertir nuestras carencias y por ende corregir el cielo. Ese es el camino
de mi vida, como uno más repetido, el Inferno, el Purgatorio y el Paradiso del
Mein Kampf de Raúl Zurita (y este título es apenas una pequeña, ínfima metáfora
del Inferno). Allí también se menciona el amor, aunque creo que es mejor no
insistir en esa palabra, al menos por ahora.
Pero la nueva marca en el
cielo, no en la cara, ese será el Paraíso.
(Fragmento encontrado
entre tus ruinas)
Raúl Zurita. Zurita. Editorial Delirio, 2012.
Imagen: Gustave Doré. Inferno, Plate X, Canto III, 1847.
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