miércoles, 20 de noviembre de 2019

(Anti-España, 3.)


No sé quiénes tendrían que producirnos más horror: si los del «Caiga quien caiga», los del «Aquí va a haber que tomar una determinación» o los del «Esto lo arreglaba yo en veinticuatro horas». ¡Dios, pero qué tenebrosamente españolas suenan estas frases! ¿Qué tradición de rencor inextinto, de maldad infligida o padecida, ha podido dejar en el alma de los españoles un poso tan siniestro? ¿Qué ha podido marcar a fuego semejante impronta, para cuyo espíritu no se me ocurre ahora ningún nombre más propio y expresivo que el de «mentalidad sumarísima»?

Sin embargo, a veces parece entreverse en tales actitudes, al menos en la tertulia del café, un elemento de histrionismo: mostrarse sumarísimo, bramar henchido de santa indignación, reiterando el testimonio de cuán acérrimamente enemigo se es de la gentuza, suena también, afortunadamente, a un viejo y gastado número de teatro malo.




Rafael Sánchez Ferlosio. Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. Destino, 1993.

Imagen: Carlos Bosch

No hay comentarios:

Publicar un comentario